Lic. Verónica Icasuriaga
Psicóloga – Psicoanalista
Especialista en Psicología Clínica
Orientación Niños y Adolescentes
Supervisora Clínica
4656-8068
Actualizado el 24 de junio de 2018

Perder - se

Perder - se
Acuden a la entrevista, los padres de Marcos, consultando por los miedos de su hijo menor, los cuales han ido “aumentando con el tiempo”.

Ellos no estaban muy seguros de realizar la consulta, pero es el niño el que insiste en ir a un psicólogo.

Lo definen como extrovertido y sociable. Marcan el inicio de las dificultades un par de meses atrás, cuando volvió del colegio por que “le dolía la panza”.

Esto comienza a repetirse diariamente.

Marcos llama a su casa, donde se encuentra la señora que lo cuida y le “ordena” que lo vaya a buscar.

Tiene miedo al ingreso a la escuela, debiendo ser “arrancado” de sus padres, por las docentes.

Esto provoca grandes crisis en él, que llora y suplica para ser llevado a su casa.

Ante estas demostraciones de angustia, la psicopedagoga del colegio, pide a los padres que acudan para acompañar al niño en ambos recreos y que permanezcan junto a él.

Ha dejado de jugar y relacionarse con sus compañeros, mostrándose todos los recreos angustiado por el momento de alejamiento de sus padres.

A la salida exige que vayan a esperarlo media hora antes “por las dudas”.

Si no los ve inmediatamente al salir, comienza a llorar desconsoladamente.

Para el padre; Marcos es su punto débil.

Para la madre, un hijo al que sobreprotege, lo persigue todo el día, para que coma, para que se abrigue, etc.

Ella dice “el no hace nada, si no le ando detrás”.

Recordemos acá que en el advenimiento de un sujeto al mundo, hay que considerar, como cuestión preliminar, de que manera su madre, ha resuelto su complejo de Edipo, su confrontación con la castración, para saber que lugar ocupa el niño en su fantasma.

Marcos es el único hijo varón de esta pareja, tiene siete años, precedido por una hermana de doce, que para los padres, “es su antítesis”, ya que es callada y tranquila”.

Ambos querían y deseaban un hijo varón, y lo imaginaban tal cual es, para ellos “la alegría de la casa”.

Los “dolores de panza” del niño, son contemporáneos, al diagnostico de un “tumor de páncreas” a un tío, de la línea materna, muy cercano afectivamente al niño.

Los padres de Marcos son médicos, por lo cual, se han hecho cargo de esta “penosa situación” familiar y cargaron con el secreto del inminente desenlace fatal.

A partir de la muerte de su cuñado, padrino del niño, el padre, comienza a tener temor al cáncer de piel, cualquier mancha o lunar, despiertan sus angustias.

Teme morirse joven, como el hermano de su esposa.

Ambos padres se encuentran en tratamiento psicológico.

Recordemos que en sus cartas a J. Aubry, Lacan sitúa al síntoma en el niño, como aquello que “esta en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar. El síntoma en ese contexto se define como representante de la verdad de lo que es la pareja parental”.

La práctica analítica con niños nos lleva a interrogarnos sobre la estructura del sujeto en la infancia y sobre los tiempos constituyentes de su subjetividad, momentos en los que se cobija entre los fantasmas parentales.

Me pregunto por el atravesamiento del duelo en la infancia ¿cómo y quien recorre el duelo? ¿el niño y/o sus padres? ¿sus padres y desde sus posiciones fantasmaticas el niño?

Si pienso en esta pareja, y por lo expresado en la entrevista, queda una madre “persiguiendo todo el tiempo” a su hijo, un padre débil y ahora sumido en sus propios temores de muerte.

Más debilitado todavía en su función paterna.

Al modo del padre de Juanito, el padre de Marcos es un padre “inoperante” y al mismo tiempo, el niño es sujetado por su madre, fuente de su angustia.

EL síntoma es contemporáneo a la muerte de su tío y al tránsito del padre por sus propias fantasías de muerte, lo cual lo aliena aun mas a las demandas maternas.

El niño ingresa al consultorio enojado y molesto, repite intelectualmente teorías sobre lo que le pasa.

El “sabe” lo que tiene.

La primera vez que le pasó, fue cuando Mary (la señora que lo cuida), no lo fue a buscar a horario, y a partir de ahí le vino el miedo.

Luego se enfermó “ de la panza” y es por eso que tiene miedo de “perderse”.

¿Miedo de perder – se?

A todas las teorías que me expone le digo que parecen posibles, pero eso no es todo, ya que con todas estas explicaciones, él no se ha calmado.

Por primera vez se ríe, y dice que él ya lo sabia.

Era para ver si yo “caía”.

¿Engaña para que el otro caiga?

¿De que engaño se trata?

Su deporte preferido es el fútbol, fanático de River, igual que el padre.

Esta enojado porque Boca pueda alcanzar con los puntos a River, por que el último partido, lo empataron y tenia que haber ganado.

A continuación me dice que tiene fiebre, le digo que debe de estar caliente por que Boca va a alcanzar a River.

Dice que la madre, cuando él dice que tiene fiebre, le da “medicamentos” y lo lleva a otro doctor, por que ella se pone muy nerviosa.

Le pregunto que hace el papá, él dice “peor”.

¿Qué valor tiene para los padres, la palabra de Marcos?

¿Un sentido medico concreto ante la demanda de un hijo?

Eligirá diferentes juegos, en los que confunde, varias veces el “avanzar” con el “retroceder”, mientras comete un fallido. En vez de decir que tiene miedo a estar “sin” los padres, dice que tiene miedo a estar “con” los padres. ¿Miedo a quedarse “pegado” a ellos?

En la entrevista con los padres, hago evidente la necesidad de “despegarse” ellos de su hijo.

Tienen que avanzar hacia la privación.

El padre a quien este movimiento le es muy difícil, ha hablado con los amigos del niño, para que lo retengan, cuando ingresa en los recreos.

Cede el “no”, el marcar la imposibilidad a otros, por que él se angustia.

Si el padre no soporta sobre si la angustia de privación, Marcos retrocede.

El padre avanza y retrocede.

Habla con el niño de que tiene que formarse con su clase, pero le aclara que si no puede vuelva donde esta él.

Marcos vuelve.

Cuando el niño lo cuenta le digo que si el Papá fuera mas firme, el no dudaría tanto.

Comienza a hablar de otros temas, como el Baile del Beso, al cual él tiene miedo de ir, por que serian muchas horas sin los padres (desde el primer dolor de panza, ya no sale solo a ningún lugar, si los padres no van, él tampoco, esta recluido en su casa, lugar en el que se siente seguro).

Su preocupación sobre el Baile del Beso radica, en que también va a ir Cecilia, la chica que le gusta.

Le digo que si no va, que no se preocupe que Cecilia puede bailar con otro chico.

Corto la sesión.

La vez siguiente cuenta que en el recreo, se quedo con Cecilia, hablando del baile y que ni se acordó que su papá estaba en el colegio.

Tengo una entrevista con los padres, para pedirles que dejen de ir a los recreos, que se vayan retirando, retrocediendo paulatinamente.

Propongo comenzar a manifestar a Marcos dificultades para concurrir a los lugares que el niño pide que lo lleven.

Por otro lado solicito que lo alienten a que vaya solo.

La madre comienza a no poder ir, según le dice a Marcos por sentirse mal, y el padre no puede porque quiere cuidar a la madre. Se enoja con los padres, y también conmigo, imagina que algo pasa.

Le pregunto si es la primera vez que su mamá se enferma, dice que no, que cada dos por tres le duelen las articulaciones. Lo nuevo es que el padre quiere estar con ella.

Marcos cuenta que lo invitaron a un cumpleaños. No sabe si se va a animar a ir.

Digo que si no va, se lo pierde.

Sus padres seguirán dándole excusas diferentes y lentamente dejarán de asistir a los recreos.

El niño insiste y yo trabajo con los padres, para que no retrocedan.

Lentamente se incorpora a los recreos, habla de sus juegos, con sus amigos y de la preparación del Baile del Beso.

Ayuda que hay otro niño, al que le gusta Cecilia y le hace bromas en los recreos, esto lo tiene ocupado, intentando ser mas divertido que el otro niño.

Lo aliento a que no pierda su lugar.

Comenzará a hacer pequeñas salidas de la casa, al principio se vuelve enseguida y muy angustiado.

Esta pendiente del reloj, para saber cuanto tiempo esta lejos de la casa.

En sesión elegirá juegos, donde ante la menor dificultad se da por vencido, no lo dejo, lo aliento a seguir.

Se enoja ante una situación adversa.

Al principio abandona, lentamente le entusiasma la idea de ganarme, ante lo exageradamente contenta que me muestro cuando yo le gano a él.

En el escrito “La significación del falo”, el nudo del síntoma es situado en el momento en que el niño se confronta con la castración de la madre.

En este hecho, el padre ocupará el lugar del “agente real de la castración”.

Este por medio de su interdicción prohibirá el goce en la relación madre-niño, separando al niño de ese lugar de falo imaginario – falo absoluto con el que ambos se complementan.

Para que esta operación tenga alguna posibilidad de éxito, la madre habrá debido sostener en sus dichos, el Nombre del Padre.

En el Seminario V Lacan dice, “la experiencia nos prueba que el padre considerado en tanto que él priva a la madre de este objeto, especialmente del objeto falico, de su deseo, juega un papel esencial en todas las neurosis”.

“.....el padre priva a alguien de lo que al fin de cuentas no tiene, es decir lo priva de algo que no tiene existencia mas que en tanto ustedes lo hacen surgir a la existencia en tanto símbolo”.

“..es pues sobre el plano de la privación de la madre que se plantea la cuestión para el sujeto: la de aceptar, registrar, simbolizar, el mismo, volver significante a esta privación, cuyo objeto se comprueba que es la madre”.

Para Lacan, este es el punto nodal del Edipo, recordándonos que quien es castrado, en la ocasión, no es el sujeto, es la madre.

Marcos pasa de abandonar a querer ganar haciendo trampas, además por ejemplo, decirme que le volvieron todos los miedos, que esta mal.

Cuando tranquilamente le pregunto por que, comienza a reírse, dice que es mentira.

La verdad es que fue al Baile del Beso y su disfraz de calabaza gano el primer premio.

Además bailo con Cecilia.

A partir de esa salida, comienza a realizar otras, a cumpleaños, casa de amigos, partidos de fútbol, como acordamos no lleva reloj, por que no se trata de cuanto tiempo pase sino de cómo lo pase.

Sesiones posteriores, me pide vacaciones.

Se las doy por un mes, marcando una entrevista con los padres para entonces.

Acude a está la madre, para decir que Marcos ya esta bien, que sale a todas parte solo, y que se queda a dormir en la casa de los abuelos y también de los amigos, que me manda un beso pero que no quiere volver.

Estoy de acuerdo con él, acordando la suspensión del tratamiento.

Me convoca la pregunta ¿cuál es la relación entre síntoma y duelo?

Pensar el síntoma en la vertiente significante es tener en cuenta que son necesarios dos significantes, S1 – S2 que se opongan en sincronía y se articulen diacrónicamente para tener un sujeto causado por lo simbólico.

Este sujeto esta en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar.

La metáfora paterna permite inscribir en términos significantes, la relación entre Madre y Padre que se realiza bajo los términos Nombre del Padre, Deseo de la Madre, cuyo resultado es la subjetivación en el niño de la significación fálica.

Pero también es propio del Nombre del Padre fallar en su operación de metaforización de manera que surgirá en el niño, el síntoma por insuficiencia del Nombre del Padre, en tanto lo simbólico, por estructura es insuficiente para sofocar el goce, o la pulsion que intenta satisfacerse.

Ana Celia Nemaric en la “Estructura del Síntoma” dice que hay dos manera de presentación de la fobia, aquellas que podemos llamar de carácter transitorio y el síntoma fóbico.

La primera, la cual puntuaría que es de la que hablamos en este caso clínico, indica el momento de pasaje en la estructura de la madre al padre.

Se trataría del surgimiento momentáneo del deseo de la madre, constituyendo el miedo un llamado al Nombre del Padre.

Para terminar quisiera recordar que Lacan en “La tercera” presenta el nudo borromeo de tres consistencias, en el que ubica la vida en la cuerda de lo real y la muerte en lo simbólico, el duelo nos pone sobre la pista de que la vida en el limite se enlaza a la muerte por el significante.

En los alrededores del goce emerge el sujeto, momento crucial en la niñez ya que en el entorno muerte – vida, real –simbólico, se juega la chance del surgimiento del síntoma estructurante del sujeto en la niñez, operación solidaria del efecto de caída del niño como objeto del fantasma materno.

Muchas gracias.



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