El partener


Comentario de la obra: “El partener” de Mauricio Kartun acerca del padre real


Autor: Lic. Norma Vallone - Actualizado el 22 de septiembre de 2013

Una habitación desordenada y pobremente vestida constituye el espacio que enmarca la escena. Durmiendo placidamente se encuentra Pachequito. Inesperadamente llega Nico, su hijo, con más reproches que equipaje. Le espeta básicamente su eterno abandono y recuenta ácidamente las múltiples causales: alcohol, deudas, mujeres. De la madre poco se sabe, pero se deja entrever cierta distancia a la que Nico no quiere agregarle palabras.

Pachequito es un padre en constante huída, ni el trabajo compartido logra retenerlo junto a su hijo adolescente. Nico supo cumplir el rol de partener en las funciones de canto, recitado y zapateo que ambos brindaban por la cama y la comida. Pero él llega para reclamar el lugar que por derecho le corresponde y lanza una frase en formato de amenaza: “De mí no se va a librar”. El padre enarbola sus argumentos y también, su reticencia a alojarlo En determinado momento exclama: “Es una bendición ser padre Nico, la cagada es que hay que dejar de ser hijo”.

El partener nos invita a pensar sobre la paternidad. Pero, ¿qué es un padre? Conforme a los desarrollos de Lacan existen tres tiempos del Edipo que se corresponden con tres dimensiones del padre desplegadas de manera sucesiva. En primer lugar, el padre es un lugar vacío en la madre. Precisamente, porque operó el padre en la madre, es que ésta puede ofrecer su falta -verificable en el deseo materno- susceptible de adquirir la significación fálica. A continuación irrumpe el padre imaginario, doblemente privador, de la madre y del hijo. El padre imaginarlo es el que va a ejecutar el destierro del hijo en tanto falo que completa a la madre. Y por último, localizamos al padre real, el agente de la castración, aquel que atravesado por la ley, la representa. Es de recordar que a la altura del Seminario V Lacan todavía no conceptualizó al objeto a, en consecuencia el vocablo “real” no debe entenderse como en seminarios posteriores. Dice acerca del padre real Philippe Julien en “El manto de Noé – Ensayo sobre la paternidad”: “No se trata futilmente de la realidad empírica, ni siquiera del genitor. El padre real es otra cosa: es el que introduce lo imposible”. Es el que hace de una mujer la causa de su deseo y el objeto de su goce, refiriéndose a la madre del niño o a la que funciona como tal.

Pachequito trastabilla en su función de padre real en el punto en que atrapado él mismo en la ilusión de lo posible de un goce sin final deja a su hijo ubicado en el territorio de la especularidad. Son figura y partener y él se resiste a dejar de ser figura, dificultando la donación de un sitio en el linaje para Nico. Invierte los términos de la deuda, quedando el padre como deudor del hijo y no viceversa. Vive haciendo de las mujeres la causa de su deseo y el objeto de su goce, pero son mujeres que no tienen relación con el hijo. Por el contrario, en su lógica binaria, si tiene una mujer, no puede conservar al hijo, condenándolo a un eterno abandono. Abandono (que junto al materno que se da por supuesto) deposita a Nico en los bordes de la melancolización. No obstante, en la repetición surge una diferencia que se muestra sobre el final de una pieza muy interesante de ser vista.




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